IU La Roda
acudió este 6 de febrero a Villarrobledo, donde dentro de todos los actos que
se están organizando para detener la privatización de su hospital, IU organizó
unas jornadas que contaron con Gaspar Llamazares, diputado por Izquierda Unida
y médico de profesión.
No es ninguna novedad decir que el
sistema sanitario español es uno de los mejores del mundo en la actualidad. A
pesar de los problemas que pueda presentar, como las listas de espera o la medicamentalización
del mismo (debido básicamente a las presiones de las multinacionales farmacéuticas),
nuestro envidiable sistema de salud atiende a todas las personas, sin condiciones,
ofreciendo una atención de calidad, eficiente e integral. Por el contrario, ¿cuáles son los objetivos
primordiales de una empresa, en este caso, médica? Evidentemente, como
cualquier empresa que se precie, la cuenta de resultados, el reparto de dividendos
entre accionistas y la máxima rentabilidad.
Con la coartada de la crisis económica,
el Partido Popular en nuestro país (muy especialmente en nuestra Región,
convertida en laboratorio experimental), en consonancia con los fuertes
intereses económicos, ha comenzado una oleada de recortes y privatizaciones en
materia de sanidad, que ya existían en la Comunidad de Madrid o en la
Valenciana, deteriorando enormemente la calidad y quebrando la equidad del
sistema nacional de salud y, en definitiva, la cohesión social.
Todos recordamos perfectamente como antes
de las elecciones locales y autonómicas, también nacionales, del pasado 2011,
los dirigentes del PP se escandalizaban cuando les preguntaban por la
privatización de la sanidad, la educación o los servicios sociales, alegando
que estas cuestiones eran intocables. ¿Intocables? Pues, ¿qué están haciendo
sino, aparte de engañar al electorado? Pues lo que están haciendo, ni más ni
menos, es asfixiar a la población en medio de una “no cualquiera” crisis económica
a través del desmantelamiento de la sanidad, la educación y los servicios
sociales, lo que llamaban “intocable” antes de las elecciones.
Es ahora, en estos momentos de penuria
social, cuando la gente necesitamos de la ayuda y el apoyo de los poderes
públicos, desinteresados, y no de bancos o grandes empresarios, que lo único
que hacen es especular con las miserias humanas, sobre todo en situaciones de
crisis como la actual. Por poner un ejemplo, ¿de quiénes se acordaban si no los
vecinos afectados por el terremoto de Lorca para ser atendidos? ¿De banqueros,
grandes directivos y corredores de bolsa, o de los bomberos, personal sanitario
y profesionales públicos?
¿Por qué se empeñan en acabar con un
sistema sanitario que goza de una buena “salud”? Nuestra sanidad pública es altamente
sostenible, aunque algunos aprovechan la crisis para recortar el gasto
sanitario estatal y hacer hueco al privado, más costoso. Es preciso recordar
que la crisis actual que vivimos no es consecuencia del déficit público, cuyas
cifras son irrisorias con respecto al déficit privado. La crisis actual no es
consecuencia sino de la crisis financiera provocada por los mismos
especuladores que ahora intentan seguir obteniendo réditos, acabando con lo
poco que nos queda del Estado de Bienestar.
Según datos de la OCDE de 2011, referidos
a 2009, el gasto sanitario de España con respecto a su PIB es del 6,98%, uno de
los más bajos de Europa, y sobre todo, muy por debajo de la media en EE.UU.
cuyo gasto sanitario es de un 17,4% respecto al PIB. Tampoco es ninguna novedad
si decimos que la cobertura del sistema sanitario en la mayor potencia del
mundo, gestionado a través de compañías aseguradoras, sólo atiende al 20-30 %
de la población. Por supuesto que no es universal, y por supuesto que no es
eficiente. Mantener este sistema, enormemente deficitario, injusto, elitista,
ineficaz… es una ruina para el país y para la inmensa mayoría de la población
estadounidense, no para la minoría rica que se beneficia de él. O tienes dinero
para pagar, o simple y llanamente te arruinas, o te mueres directamente.
Pues efectivamente, aquí está nuestro
futuro, gracias a las políticas que ya ha empezado a aplicar el PP con toda
celeridad, y en contra de sus promesas electorales. Modelos como el estadounidense,
o más concretamente, el modelo Alzira (que se pretende aplicar en el Hospital
de Toledo), o el modelo PCI, el más atractivo para los políticos del PP en
nuestra región. La degradación en la calidad del servicio o en la preparación
de los profesionales es escalofriante. Como ahora los objetivos son la
rentabilidad y el beneficio empresarial, a costa paradójicamente del aumento
del déficit público, citaremos algunos de los cambios que se han introducido y
algunos que lo harán próximamente.
El co-pago o mejor dicho re-pago
sanitario, que afectará a toda la población, incluidos pensionistas. Se pagarán
tasas por atención primaria y de urgencias. Se estandarizará además el seguro
sanitario, mientras se tengan recursos, claro está. Los profesionales trabajarán
más y cobrarán menos. Además, serán obligados a respetar un límite a la hora de
solicitar análisis, pruebas radiológicas, etc. Rebasar este límite correrá a
cargo del bolsillo del enfermo. Casos perdidos serán los enfermos de cáncer o
los que deban ser sometidos a cirugías complejas, como la cardio-vascular,
siempre y cuando la renta sea insuficiente, que es en la mayoría de los casos.
También podríamos hablar de la cobertura a extranjeros o parados de larga
duración, que se está imponiendo en muchas comunidades autónomas. Un parado de
larga duración, sin trabajo, sin recursos, sin sanidad… Inconcebible.
Por otra parte, estas empresas
multinacionales, que con la satisfacción del PP, invierten en lo público, no se
arriesgan a “meter la zarpa” en grandes complejos hospitalarios. Los informes
de valoración de riesgos lo desaconsejan. Se atreven con los servicios más
básicos y sencillos, como neo-natos. Es más rentable y seguro. Si la empresa
quiebra o no funciona, todavía quedará algún hospital público al que derivar,
por fortuna, esperemos que así sea.
No obstante todos estos problemas, para
apaciguar los ánimos en Castilla-La Mancha, Mª Dolores de Cospedal ha
presentado un llamado Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos. Tras
este eufemismo quieren ocultar la realidad de la que estamos hablando: que el
sistema de servicios sociales, en tiempo de crisis, deja de ser universal, para
todos, y se convierte en privilegio de unos pocos. Más paradójico imposible.
Esto es el mundo al revés. Ahora más que nunca, es el momento de que
la sociedad, por encima de las diferencias ideológicas, se una y luche por
defender sus derechos, su bienestar, su futuro.
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