Tan sencillo como cierto. Nosotros, los jóvenes, estamos siendo unos de los mayores damnificados de una crisis que nosotros no hemos provocado.
Cada día repiten en los medios de comunicación la increíble cifra de parados que tiene España. Dentro de ese porcentaje de desempleo, preocupante de por sí, hay otro dato que agrava la cosa aún más y es el porcentaje de desempleo juvenil. Y lo que es igual de cierto, pero que no repiten en las noticias todos los días, es el número de jóvenes que no están en el paro porque aún no tiene su primer empleo.
Esto nos deja a los jóvenes en una situación estática en cuanto a nuestro desarrollo personal, porque ¿Cómo voy a emanciparme si no tengo empleo? ¿Cómo voy a formar una familia si no podré mantenerla? ¿Cómo me voy a plantear metas de futuro si no tengo una estabilidad laboral que me lo permita?
No hay empleo, y mucho menos para gente sin experiencia. Y digo yo ¿Cómo voy a tener experiencia si nadie me da un primer empleo?
Puede que el problema comience a la hora de encontrar el primer empleo pero no se queda ahí. Se aprovechan de eso; de que no tenemos experiencia y de que no tenemos alternativas. Su respuesta; empleos de baja calidad, con contratos temporales o en prácticas, donde se nos exige tanto como a cualquier otro trabajador solo que cobrando menos y disfrutando de menos derechos.
A nivel local sucede como en todos sitios. Se añade un problema; los jóvenes optan por irse. Dejar un pueblo donde no consiguen estabilizarse ni tan siquiera tener opciones a ello. Dejar un pueblo donde sobran viviendas pero que no pueden acceder a ellas. Dejar un pueblo donde las medidas para los jóvenes no las deciden realmente los jóvenes. Un pueblo que no satisface sus aspiraciones y que no pone remedio a su situación.
Con ellos se va una generación joven actual y también una futura generación joven que de ellos depende.
Por si fuera poco, además tenemos que sufrir como se nos criminaliza y se nos menosprecia socialmente.
Se nos considera una generación que lo único que quiere es vivir las cosas rápido y sin esfuerzo. Esto no es cierto, el problema es que estamos limitados e inmersos en un ritmo de vida impuesto por las generaciones precedentes y un sistema consumista que nos han vendido desde que nacimos.
Han creado la, para mí, insultante categoría de generación Ni-Ni (ni estudia-ni trabaja). Estas siglas son reales pero, a mi entender, corresponde más a otros conceptos: Ni tiene que estudiar, porque ya se ha formado, Ni encuentra trabajo porque no lo hay y no se lo dan. ¿Qué queremos? ¿Estudiar hasta los treinta? ¿Quién lo pagaría? ¿Dejamos que nos exploten?
No, yo no quiero tener que pasarme tanto tiempo estudiando (y por tanto pagando estudios) para conseguir un empleo donde me sienta realizada. Ni quiero soportar que para encontrar mi primer empleo tenga que renunciar a mis derechos y a una estabilidad fundamental para desarrollarme como persona.
Dicen que nos resignamos pero no es cierto. Un ejemplo de ello es esta candidatura de IU La Roda , de la que formamos partes muchos jóvenes, con inquietudes y sueños, a los nos preocupa esta situación. Queremos luchar por los derechos de todos los jóvenes, queremos representar a quienes creen que el cambio es posible y a quienes no se conforman con lo impuesto.
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