El 8
de marzo se viene celebrando a nivel mundial el Día
Internacional de la Mujer, momento en el que la defensa de los
derechos de la mujer es lo que cuenta y en el que debemos reivindicar dichos
derechos públicamente con más fuerza que nunca. Hoy todavía más si cabe.
Oficialmente,
según la historia española, el 8 de marzo se vincula al incendio ocurrido en
esa fecha en el año 1908 en la fábrica textil Cotton, de Nueva York, provocado
por el mismo empresario a causa de unas obreras que se habían declarado en
huelga y estaban encerradas en la empresa.
No
obstante, la lucha por los derechos de las mujeres se desarrolla a lo largo del
siglo XIX fruto de la desigualdad legal y la exclusión de las mujeres de los
derechos políticos y civiles, centrándose en la consecución de la ciudadanía.
Este objetivo se conseguirá casi universalmente en los años setenta del siglo
XX gracias a la extensión del sufragio universal casi en todos los lugares del
mundo.
Sin embargo, aunque
iguales jurídicamente, las mujeres siguieron sufriendo cotidianas y sutiles
formas de exclusión en el trabajo, en el sindicato, en el partido, en el hogar,
en las relaciones sexuales, etcétera. Fue, entre otras, la filósofa
existencialista Simone de Beauvoir quien
puso nombre y definición a dicha opresión. Aparte de los estudios de mujeres
universitarias de diferentes países, y del enriquecimiento de la teoría, grupos
de mujeres feministas también se embarcaron en la realización de acciones
conducentes a maximizar la atención pública sobre los derechos de la mujer. En
este sentido, se buscó atraer la atención local o internacional a través de
actos simbólicos con una alta carga subversiva con el fin de denunciar la
discriminación y la desigualdad sufridas por las mujeres.
Por ejemplo, en
España una pegatina de la Asociación Gallega
de la Mujer a
finales de los años setenta decía “Sexualidad no es maternidad. Anticonceptivos
libres y gratuitos”. Y contra la pena por adulterio, decenas de actrices,
escritoras, artistas, periodistas, etcétera, confesaron “Yo también soy adúltera”
para conseguir la despenalización de la infidelidad aún vigente en la España del tardo-franquismo.
También la denuncia de la violencia de género ya apareció en diversas
publicaciones en los años setenta, creándose ya entonces los primeros refugios
y casas de acogida para mujeres maltratadas.
Tras casi dos siglos
de lucha incesante se podría decir que las conquistas de estas mujeres
valientes tuvieron un impacto social duradero y contribuyeron al cambio de valores
en las sociedades occidentales. Esta
importantísima conquista doblemente centenaria de derechos sociales hoy más que
nunca se encuentra en alto peligro de extinción sobre todo debido a los
recortes con que el Partido Popular de Castilla- La Mancha está castigando a
los Centros de la Mujer de nuestra región.
Castilla
La Mancha cuenta con una importante red de recursos de atención a mujeres,
constituida por 85 centros de la mujer y 13 casas de acogida y centros de
urgencia para mujeres víctimas de violencia, que atienden a más de 100.000
mujeres al año. En la actualidad el gobierno de María Dolores De Cospedal debe
más de 13 millones de euros a las entidades que gestionan los centros de la
mujer y los recursos de acogida de la región. El impago de los convenios está
generando una situación insostenible que ya ha provocado el cierre de algunos
Centros y el impago de salarios. En este contexto el gobierno regional ha
anunciado un recorte en el presupuesto del Instituto de la Mujer de más de un
41%, lo que puede provocar el cierre inmediato de la mayoría de los centros de
la mujer de la región.
Es curioso y
paradójico ver cómo la gran mayoría de actividades que se realizarán en nuestro
pueblo con motivo del Día Internacional de la Mujer, están organizadas efectivamente
por nuestro Centro de la Mujer; Centro que de no cerrar en breve por falta de
recursos, se verá obligado a echar a trabajadores a la calle como primera opción
frente a los recortes. Esperamos que la siguiente medida no sea el cierre del propio
Centro, y que este servicio público sea el que atienda las necesidades de la
población femenina de La Roda y no Fundaciones conservadoras, privadas, como
Mujeres en Igualdad o semejantes. Fundaciones por lo demás, interesadas en
hacer propaganda de sí mismas en momentos tan emblemáticos como sea el Día de
la Mujer, mientras que el partido que las sustenta, el PP, priva de presupuesto
el logro social que representan estos Centros en nuestra región.
Curioso, paradójico y
demencial, ¿verdad? De nosotros depende ahora luchar por el mantenimiento de
nuestros derechos. Después de tantos años de esfuerzo no podemos volver atrás.
Por los derechos de las mujeres, ¡NI UN PASO ATRÁS!
Mujer, traías una canción nueva en los
labios, pero no te dimos la palabra aunque eres la
voz de la mitad de la tierra.
Mujer, tus ojos veían el mundo de otro modo, pero no quisimos conocer el contenido y el calor de tu mirada.
Mujer, llevabas en tu piel de todos los colores la semilla de mañana, la luz que podía iluminar inéditos caminos rebeldes, pero pacíficos senderos.
Mujer, tus ojos veían el mundo de otro modo, pero no quisimos conocer el contenido y el calor de tu mirada.
Mujer, llevabas en tu piel de todos los colores la semilla de mañana, la luz que podía iluminar inéditos caminos rebeldes, pero pacíficos senderos.
Mujer puente, mujer lazo, mujer raíz
y fruto de amor y de ternura.
Mujer, tus manos tendidas y tu regazo son espacios inmensos de amparo y de consuelo.
Pero no hemos comprendido la fuerza de tu abrazo ni el grito de tu silencio, y andamos sin brújula ni alivio.
Mujer, sin otro dueño de cada uno que sí mismo, irás, desde ahora, igual y libre, compañera de un mismo sueño, ya para siempre compartido.
Mujer, tus manos tendidas y tu regazo son espacios inmensos de amparo y de consuelo.
Pero no hemos comprendido la fuerza de tu abrazo ni el grito de tu silencio, y andamos sin brújula ni alivio.
Mujer, sin otro dueño de cada uno que sí mismo, irás, desde ahora, igual y libre, compañera de un mismo sueño, ya para siempre compartido.
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