Dicen que el 14N en La Roda fue un día normal, que la Huelga
en La Roda tuvo escasa o nula incidencia. Es cierto que en La Roda, aunque mucha gente hizo huelga, el porcentaje fue menor al de las grandes ciudades y que en la gran industria (donde
fue un éxito rotundo), pero también es cierto que no se han analizado de una
manera detallada todos los factores que han
influido en esto.
Mucho
se habla en los medios de los “violentos piquetes sindicales que coartan la
libertad”. Pues bien, aquí en La Roda los piquetes no pegaron pegatinas en los escaparates
de las sucursales de las grandes multinacionales, no hicieron pintadas en los
bancos, no gritaron “esquirol” al compañero que no luchó por los derechos de
todos.
Pero nadie ha analizado, ni ha hablado alto y claro, de que aquí pudieron existir piquetes mucho más
violentos; piquetes que amenazan y
coartan al trabajador desde el poder, desde el menosprecio, desde la superioridad,
desde el creer que son los dueños de éste. Piqueteros que se hacen ricos todos
los días con el sudor de aquellos a los que privan de la libertad de ir al trabajo o
no el día de la huelga. Estos piquetes no se reprimen por los antidisturbios a
porrazos, si no que se pierden en el silencio del miedo de aquel que teme ser
reprimido, de aquel que tiene que callar si no quiere poner en riesgo el
alimentar a su familia o pagar la hipoteca de su casa. Las sucesivas reformas
laborales de PSOE y PP han dado poder al empresario para que pueda despedir
prácticamente a su antojo y sin apenas indemnización al trabajador. Los piquetes
que pudieran existir en La Roda son los
más violentos de todos; LOS PIQUETES DEL PATRÓN.
¿De qué
otra manera se puede explicar entonces, si nadie hizo huelga y nadie estaba de
acuerdo con ella según los medios, que la manifestación de Albacete fuera,
probablemente, una de la más grande de la historia de la ciudad, quizás la más
grande jamás vista?
No hay comentarios:
Publicar un comentario