En la tarde del pasado viernes 13 de
febrero, nos reuníamos en la Sala de Conferencias de la Casa de la
Cultura para asistir a la charla ofrecida por Pascual Serrano.
Experto en medios de comunicación alternativos, su exposición
estuvo centrada en la publicación de su libro titulado “La prensa
ha muerto: ¡Viva la prensa!”. Posteriormente se abrió un
interesante debate sobre la situación actual de los medios de
comunicación y del Periodismo en general y también sobre el
panorama geoestratégico mundial en la actualidad, desde el punto de
vista del periodista, al que nos podemos referir como el historiador
del presente.
Respecto a la realidad de la “muerte”
del Periodismo, Pascual nos vino a explicar cómo el Periodismo de
hoy en día ha ido sucumbiendo progresivamente a los poderes
económicos y, por ende, políticos. Desde el momento en que la
empresa participa en la financiación de un medio de comunicación,
éste deja de ser libre. Podemos afirmar en definitiva que desde
entonces, el periodista “está vendido”. Es un producto más en
un sistema en el que el capital tiene la “última palabra”. Por
poner un ejemplo, de entre tantos de los que habló Pascual, nos
referiremos al cierre de Canal Nou. Sus trabajadores, una vez
despedidos, comenzaron a hacer público que la información que
ofrecían al telespectador siempre venía tergiversada por órdenes
del poder político.
Aunque el origen de la aparición de
los primeros periódicos informativos en papel allá por el siglo XIX
viniera impulsado por pequeñas aportaciones privadas, esta dinámica
ha ido creciendo con el tiempo de manera que el que financia la
publicación finalmente acaba marcando la línea ideológica de la
misma. Por desgracia, allí donde hay más acumulación de capital,
alli es donde más han proliferado los medios de comunicación y en
particular, la prensa escrita. Es decir, ha habido una hegemonía de
la prensa de “derechas” que culmina en la actualidad. No hay más
que ver la clausura del diario Público o la persistencia en la
provincia de Albacete de La Tribuna, única publicación en papel que
hoy día tenemos en nuestra provincia, evidentemente conservadora.
Así nos encontramos frente a la gran
trampa de nuestra deseada libertad de prensa, que no va más allá de
lo que el patrocinador quiere. Es más, aunque algunos medios se
revistan de nombres asépticos
que sugieran neutralidad y veracidad a
primera vista como el País, Mundo, Abc, La1, La 2, Antena3 o Tele5,
la gran mayoría de la población sabe que efectivamente de
imparcialidad tan sólo tienen el nombre.
Pascual Serrano llega a comparar
incluso a la censura oficial en regímenes autoritarios con la
falacia que en el actual sistema democrático supone la libertad de
prensa. Y es que si la censura oficial selecciona los contenidos que
deben o no ser publicados, en un sistema con libertad de prensa como
el actual, el mayor problema es que no sólo al espectador o lector
le cuentan verdades a medias, es que incluso se miente. La mentira
tiene tanta cabida como la opinión, y a base de repetir tanto una
como otra (mentira y opinión), éstas acaban adquiriendo tintes de
verdad.
No obstante la denuncia que Pascual
Serrano hace de los grandes medios de comunicación de masas,
curiosamente también hizo referencia a los medios de ámbito local
como los más alejados de la actividad periodística en general y
obviamente al servicio directo de los poderes políticos. Privados o
públicos subvencionados, la tarea de los medios locales no va más
allá de acudir a los requerimientos políticos a través de las
notas de prensa: inauguraciones, premios, homenajes, etc. La
actividad periodística tradicionalmente vinculada a la investigación
y a la publicación de información más o menos novedosa ha pasado
en este ámbito a transformarse en meros siervos de las llamadas o
necesidades de las Corporaciones municipales.
Al calor de la crisis del Periodismo
clásico, Pascual nos explica cómo progresivamente han ido surgiendo
nuevos medios de comunicación más independientes y alternativos. Se
trata de publicaciones digitales donde tanto trabajadores como
lectores o socios aportan cuotas que permiten la existencia de las
mismas y donde el periodista es libre a la hora de publicar sus
trabajos. Es un modelo social y económicamente transparente frente a
la opacidad y el derroche de los medios clásicos de comunicación.
Aquí, donde las jerarquías se diluyen entre directivos y
trabajadores, los fondos se encaminan básicamente al esfuerzo en la
publicación y al pago de nóminas moderadas.
En definitiva, Pascual Serrano defiende
la necesidad de que los mass media, ese“Cuarto Poder”
controlado y organizado por grandes corporaciones como Prisa o
Mediaset, dejen de estar al servicio de los intereses privados y
pasen a convertirse en un servicio público esencial y de calidad.
Un servicio público pagado y controlado por y para usuarios y
ciudadanos e independiente de ideologías y del gran capital.
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